lunes, 6 de agosto de 2007

Alborada


El sol comienza a brillar afuera con su mejor resplandor; un leve rayo se cuela por la rendija de la ventana y me acaricia sutilmente el rostro arrancándome de tan dulce sueño. Y sin embargo, todo a mi alrededor sigue pareciendo perfecto.
Basta con verte a tí, tendido en mi cama abrazado por el más tierno sopor para convencerme de que no necesito absolutamente nada más.
Me basta con despertar cada mañana y sentir que tú estás a mi lado; me basta con ver tu rostro colmado de satisfacción antes que ninguna otra cosa; me basta sentirme plena sólo porque puedo compartir contigo lo poco que tengo; me basta amarte para ser la mujer más dichosa.

No hay comentarios: