lunes, 30 de julio de 2007

Secuelas


Hoy, igual que muchos otros días, desperté un poco antes de que sonara el despertador; hoy, igual que muchos otros días, necesité mirar a mi alrededor nuevamente y restregarme los ojos para estar segura de que estaba completamente despierta; hoy, igual que todos los días desde hace mes y medio, me levanté de la cama de un salto con la sonrisa en mi rostro más radiante a cada minuto... hoy, igual que muchos otros días, estuviste tú en mi mente antes que ninguna otra cosa; antes que la hora, antes que la ropa que me pondría para ir al trabajo, antes que las tareas atrasadas o el almuerzo del día.
hoy, igual que muchos otros días, fuimos tú y yo lo único importante en mi vida.
pero hoy, también igual que muchos otros días, un pensamiento absurdo nubló esa felicidad; hoy, igual que muchos otros días, el recuerdo de un pasado doloroso me hizo detenerme a pensar en qué pasará mañana.
estoy asustada; tengo mucho miedo de despertar mañana y no encontrar esta sonrisa con la que he despertado los últimos días; tengo miedo de ver anochecer y darme cuenta de que nuevamente estoy completamente sola; tengo miedo de no volver a sentir tus abrazos; tengo miedo de no poder volver a besarte...
y todos esos miedos; y toda esa estúpida inseguridad, toda esa maldita obsesión por lo que pasará mañana, no son más que las secuelas de la herida que provocó él.
y me enoja; me enoja mucho su recuerdo; me enoja esta maldita manía que he adquirido de pensar siempre que tú eres mejor que él. me enoja esta maldita manía de estar comparando lo que tuve con él con lo que tengo a tu lado. y me enoja despertar cada mañana y darme cuenta de que él jamás saldrá por completo de mi vida. me enoja estar tan segura de que la herida ya sanó, de que hace mucho que dejó de sangrar; me enoja, porque día tras día puedo ver en el espejo la cicatriz de aquella herida.
y miro a mi alrededor, y veo mi mundo nuevamente en pie, y por más que busco no encuentro escombros entre todo lo que hemos construido tú y yo en los últimos días; sin embargo, puedo oler en el aire las cenizas de aquel fuego que me consumió hace ya ocho meses.

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